¡Ay mi madre!
Si alguien te dice esta noche vas a dormir calentico…seguro te imaginas cientos de situaciones o posturas, pero en Cuba esta frase tiene otra connotación si te lo dice tu mamá: me parece que esta noche quieres dormir calentico prepárate que sin duda alguna te está midiendo y no es para ropa: seguro que el castigo no te lo quita nadie.
Puede que de niños nos hayamos repetido mil veces que cuando fuéramos grandes íbamos a dejar andar a nuestros hijos descalzos y no le pondríamos batas de encaje a las niñas, porque pican, y después en los cumpleaños no iban a poder jugar para no ensuciárselas…la historia se repite una vez más porque fue lo que vimos y los traemos además en los genes.
Los regaños llegan después de los 4 años cuando ya hemos cogido alas, los caprichos vienen desde que estamos en la barriga con eso de los llamados antojos: manzanas en agosto, camarones, con lo caros que están, pastica de maní a las 3 de la mañana y corre que sino el niño sale con la boca abierta…
Yo aún me pregunto qué tiene de malo eso si en definitiva hay que darle una nalgada para que lloren y respiren…Yo no me aproveché mucho solo pedí tamales, pero tanto que le vendedor me dice que las nenas salieron rubias por el pelo del maíz.
-Te voy a trinar o sonar (para decirnos que la nalgada es inminente)
-Me estás buscando (ojito no me provoques)
-El castigo es hasta que yo me acuerde (ella tiene la memoria más frágil del mundo a la media hora ya se le olvidó)
-Cuidaíto que los dientes no se alquilan (respeta que a mamá no se le habla así)
-Juega con la cadena, pero ten cuidado con el mono (no te equivoques que, aunque me haga la chiva con tontera sé muy bien lo que estás haciendo)
-Estate tranquilo que el cinto te está mirando u oyendo la conversación (el cinto casi omnipresente siempre estaba detrás de la puerta o cualquier lugar, al punto a veces ni de encontrarlo)
Y aunque no hay madre más amorosa y dulce, la que se sacrifica siempre por el bienestar de sus polluelos al punto que siempre le diga mi niño, al grandote con hijos; las madres cubanas tienen un repertorio de regaños y caprichos que si hubiera un record Guinness para eso seguro que se lo daban a ellas.
Por: Orietta Domínguez González