Una gigantesca nube de polvo de arena procedente de los desiertos del Sáhara y el Sahel llegó esta semana a Cuba, causando preocupación entre los expertos y los ciudadanos en medio de la pandemia del nuevo coronavirus.
Aunque el fenómeno ha ocurrido en otros años, esta vez la densidad de la nube fue mayor, lo que elevó la sensación térmica y la sequedad. El frente, de cientos de kilómetros de extensión, pasó cargado de miles de millones de partículas en suspensión que pusieron el cielo de un color entre lechoso y anaranjado, pudiendo causar afecciones respiratorias.
El radio que abarca el fenómeno es aún mayor que el de las gigantescas tormentas tropicales y huracanes. La nube, que según se observa desde un satélite avanza hacia el Golfo de México y Estados Unidos, ya atravesó todo el Caribe, explicaron los meteorólogos.