El esperado ordenamiento monetario que comienza el primero de enero en Cuba traerá el cese de productos subsidiados por el Estado, pero quedará la libreta de abastecimiento, un mecanismo de distribución distribución.
«Se mantendrá por el tiempo que se considere necesario», aseguró Marino Murillo, jefe de la implementación de la Tarea Ordenamiento, porque es la vía para asegurar que los productos de primera necesidad lleguen a la población, pero «con precios sin subsidio para regular el consumo ante el significativo déficit de ofertas».
Según explicó en el programa Mesa Redonda, quedan 29 mil millones de pesos en subsidios a precios minoristas y entre los ejemplos más significativos sobresalen los productos de entregas específicas a niños de cero a seis años (tres mil 609 millones), dietas a embarazas y fórmula basal (252 millones), y leche y carne de res para el resto de dietas (dos mil 337 millones).
El argumento que persiste aún es la opción de «darle a todos, aunque a algunos no les toque, antes que quitarlo a alguien que lo necesite», agrega Murillo, si se tiene en cuenta que «son muchos subsidios y gratuidades y la sociedad no estaba preparada para eso, de ahí la gradualidad en ello».
El propio Raúl Castro ha reconocido que en torno al tema había un gran debate entre quienes sugerían suprimirla de inmediato, los que se oponen y quienes opinan que no deberían acceder a ella los que ni estudian ni trabajan.
La libreta de bastecimiento se estableeció oficialmente el 12 de julio de 1963 con la creación de las Oficinas de Control y Distribución de Alimentos (OFICODA), aunque el año anterior el gobierno dictó la Ley No 1015 del 12 marzo de 1962 para regular el consumo de productos alimenticios y otros de uso común.