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Cubanos piden incluir actividad veterinaria como modalidad privada

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Tras el anuncio este sábado de un elevado aumento del trabajo privado en Cuba, las quejas no se han hecho esperar sobre ciertas actividades que debieran permitirse.

Según explico la ministra de Trabajo, Marta Elena Feito, se autorizará a operar de manera privada en 2000 actividades y quedarán excluidas 124 que la ley tiene prohibidas.

De momento, se desconocen con certeza cuáles prohíbe la ley, entre las que el periódico Granma solo anuncia algunas asociadas a la pesca y la caza de especies prohibidas y en peligro de extinción, la explotación de las plantas endémicas, el empleo infantil y el trabajo forzado, entre otras.

Sin embargo, varios usuarios han mostrado su inconformidad con el impedimento del ejercicios de su especialidad, como por ejemplo, la veterinaria.

El usuario Atilio Caballero explica en Facebook que su hermano es médico veterinario y al que reconocen en Cienfuegos por su prestigio. «Sin embargo, a partir de esta disposición oficial recientemente publicada, ese gran profesional no podrá seguir ayudando a los demás con su conocimiento si no se afilia a alguna institución correspondiente del Estado», dice.

«Es decir, su saber sólo puede ejercerse de manera estatalizada, o no se ejerce. Si usted tiene un animal afectivo que de repente enferma, o sufre un accidente, al menos mi hermano no podrá salvarlo, así de simple (salvo que, a riesgo suyo, viole una disposición oficial)», es el pesar de Atilio Caballero.

No solo él ignora la decisión de prohibir que los veterinarios cubanos presten servicios asistenciales como trabajadores por cuenta propia. Para el activista por los derechos de los animales, Javier Larrea, el sistema estatal de servicios veterinarios cubano carece de capacidad para satisfacer las necesidades de la población ni de ofrecer servicios veterinarios de calidad.

«No cuenta con suficientes consultorios, con vacunas, medicamentos ni medios diagnósticos, además de carecer de otros muchos recursos esenciales», explica el joven abogado y animalista, natural de Santa Clara.

Larrea considera que por estas razones muchos dueños de animales acuden a los servicios veterinarios privados, abastecidos con los recursos necesarios para devolver la salud al animal.

Y por si fuera poco, Larrea explica que «los propios veterinarios de los consultorios estatales adquieren medicamentos por su cuenta para poder dar alguna clase de servicio a los pacientes o para venderlos a quien los necesite a un precio equivalente al fijado por el Estado en las tiendas de productos para mascotas (hasta hace poco en CUC)».

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