«Cuando las autoridades del país y de La Habana decidieron formar brigadas de Lucha Contra Coleros (LCC), lo hicieron con el propósito de ubicar al frente de la organización de las colas en tiempos de pandemia, a personas justas, íntegras, con bastante moral como para evitar que ciudadanos sin escrúpulos acapararan renglones de primera necesidad y alimentos, para luego revenderlos».
Así se lee en el diario Tribuna de La Habana en un artículo titulado «Lucha contra coleros, vital en tiempos de pandemia» y publicado en septiembre de 2021. Un poco más de un año después, todo se desmoronó, cuando el gobierno en la capital decidió este miércoles desmantelar estos grupos, instalados en establecimientos de las cadenas de tiendas de Cimex y Caribe para controlar la venta de productos liberados de primera necesidad como pollo, picadillo, salchicha, aceite y detergente.
En el portal del ciudadano en la capital, las autoridades tomaron la medida por un insuficiente enfrentamiento a revendedores y acaparadores, «aun cuando en el 2022 se han enfrentado 1.352 de ellos».
Además, se basaron en «reiterados estados de opinión de la población sobre el funcionamiento de los grupos de LCC, condicionado por irregularidades en los ciclos de distribución y la equidad entre las cadenas y establecimientos que comercializan los productos; así como la inseguridad en la adquisición de los mismos».
A partir de ahora, se buscará que aseguramiento de los productos seleccionados disponibles cubra la totalidad de los núcleos vinculados en el ciclo definido.
El periodista oficialista Lázaro Manuel Alonso señaló en sus redes que «algunos refieren que muchos [coleros], lejos de contribuir al orden, desorganizaban y en algunos casos, lucraban con su cuota de poder de definir quién compra y cuándo».
La principal acción revisar y actualizar la vinculación de los núcleos por cada establecimiento, incluyendo aquellos que no tienen libreta de abastecimiento para definir las cantidades de productos a ubicar en cada establecimiento.
También se elaborará una tarjeta de manera uniforme para los núcleos que no poseen la libreta de abastecimiento y establecer un control para su entrega, incorporándolos al sistema de vinculación y por consiguiente incluirlos en las cantidades de productos a ubicar en cada establecimiento.
Ahora con esta nueva medida se hace verídico el refrán » ES EL MISMO PERRO CON DIFERENTE COLLAR» digo esto porque en esta nueva medida se dice que hay que buscar a una persona de la comunidad con dignidad y principios para que controle los productos que lleguen al centro Y AUN HABRAN PERSONAS ASI EN LA COMUNIDAD
Entonces ahora quien controla? Pienso que no se abarca toda la materia. Se debería explicar mejor. Poner ejemplos para que nosotros los que no somos tan estudiados entendamos.
Las LCC, me recuerdan a los trabajadores sociales, UN GRAN FRACASO..