Ni las «visitas sorpresa» de directivos y funcionarios ni las constantes quejas de la población han podido con la pésima calidad del pan que se comercializa en La Habana.
Así quedó claro en la habitual reunión del gobierno local, en la que aún preocupa la venta de ese producto sin el gramaje normado, irregularidades en los horarios de venta y violaciones de precios.
Se espera que la Empresa Provincial de la Industria Alimentaria y la Cadena Cubana del Pan actúen «con severidad y mayor profundidad ante las malas prácticas», para lo que se necesita ser «exhaustivos en las inspecciones y visitas sorpresivas» y «organizar mejor los flujos productivos y trazar acciones preventivas contra eventuales malversaciones que pueden derivar en contra del bienestar de los clientes».
En un artículo de la Agencia Cubana de Noticias se puede leer que en la semana pasada, al menos 100 unidades (de las 243 existentes) habían sido visitadas para dar seguimiento a las inconformidades, sobre todo relacionadas entonces a la insuficiente oferta frente a la creciente demanda.
Pese al incremento de los niveles de harina dispuestos para estas elaboraciones, en la mayoría de las panaderías de la ciudad se divisan largas colas, en lo cual pudiera estar impactando el desabastecimiento de otros alimentos.