Durante una investigación publicada en la revista Cell, se descubrió que una nueva variación en el genoma viral del SARS-CoV-2 mejoró su capacidad de infectar células humanas. Este cambio provoca que el virus sea más infeccioso que la cepa original.
La mutación afecta a la proteína ‘espiga’ lo cual hace que sea más propenso a infectar a las personas, pero no parece enfermarlos más que las variaciones anteriores del virus. Los investigadores llaman a la nueva mutación G614, y muestran que ha reemplazado casi por completo la primera versión que se extendió en Europa y EE.UU., llamada D614.
La nueva versión parece multiplicarse más rápido en el tracto respiratorio superior (nariz, senos paranasales y garganta), lo que explicaría por qué pasa más fácilmente, dijeron los investigadores. Pero las pruebas en 1.000 pacientes hospitalizados con coronavirus en Gran Bretaña mostraron que a los infectados con la nueva versión no les fue peor que a los que se contagiaron con la cepa original.
A los investigadores les preocupaba que, si la nueva mutación hace que el virus crezca más rápido y a niveles más altos, se necesitará más esfuerzo del sistema inmunitario para neutralizarlo.