Como reza la canción, todos o la inmensa mayoría de nosotros tenemos un pariente en el campo. Ese que nos visita en fechas especiales y viene “cargado”, llega a quedarse unos días para disfrutar de la ciudad o nos invita a su casa para comer algún lechón asado o gallina.
Y es que, como todos los cubanos, nuestros parientes del resto de la Isla les encanta viajar y viajar a la capital. Sí, por aquello de que “La Habana es La Habana y lo demás áreas verdes”. No lo creemos, toda Cuba es realmente bella. Cada zona tiene su propia historia y encantos.
Pues nuestros parientes a veces pasan mucho trabajo para llegar a vernos. Todo Cuba Online te comparte alguna de las peripecias del trayecto:
La “botella” en la autopista: En Cuba quien no pide botella no sabe lo que es la vida y no tener carro. Aquí es donde debes aprender a “sacar” la mano con unos cuantos billetes en ella si no pasa un alma caritativa que te recoja gratis.
El pasaje: Empatarse con un pasaje es tarea titánica. Ya sea en ómnibus, tren o avión, debes arreglártelas para conseguir uno si eres cubano. Aquí entran a desempeñar un rol importante los amigos y revendedores en las agencias.
El tramo: Típico comportamiento del familiar que vive fuera de la ciudad. Cuando viene a hacernos la visita, si no consigue pasaje, vendrá de tramo en tramo “agarrando” lo que se pueda para llegar.
Los bultos: Nuestro familiar no llega con las manos vacías. Si viene de visita, traerá frijoles, arroz, frutas, viandas, queso, dulce de guayaba, todo para dejarnos y hacer un poco de negocio, además.
El ahorro: Fundamental en el cubano. Es que desde que nacemos, estamos escuchando que hay que ahorrar. Ya es cultural. Entonces, nuestros familiares del campo cuando llegan, tratan de ahorrar lo más posible en aras de poder regresar a casa y terminar el mes como todo buen “cubaniche”.
Así son las peripecias del cubano que vive en otros parajes de Cuba, fuera de la capital. Sus viajes son toda una aventura y siempre regresan a hacer más felices nuestras vidas.