Decenas de migrantes, entre ellos cubanos, llevaron a cabo una protesta en Necoclí, Colombia, luego de llevar cerca de un mes varados en una playa. El disturbio provocó que las embarcaciones provenientes de municipios colombianos en la frontera con Panamá no pudieran atracar en el muelle.
Con el fin de que las autoridades colombianas les permitieran llegar a Capurganá, localidad fronteriza con Panamá, para continuar así su travesía hacia Estados Unidos, los migrantes obstaculizaron con tiendas de campaña la entrada al muelle.
En la región de Necoclí se encuentran unos 1.800 emigrantes de diferentes nacionalidades. La mayoría de ellos son haitianos, pero también se hallan 700 cubanos; 17 de ellos son infantes, 25 son mujeres embarazadas y cuentan, además, con varios enfermos.
Carlos Alberto Guevara, afirma que ninguno de sus coterráneos intervino en la protesta pues comprenden que se debe al cierre de fronteras de Panamá. Este cubano viaja con su esposa y su hijo pequeño y ya llevan 2 meses en esa costa colombiana. La decisión se debe a que la crisis económica por la pandemia del coronavirus hizo que perdieran sus trabajos en Uruguay, país donde primeramente se habían asentado.
Asegura que en su viaje los han maltratado, robado, y los peajes exigidos por los cuerpos policiales de Perú y Ecuador para continuar el camino eran de 50 dólares. Solo cuentan con lo que pudieron recaudar con la venta de sus pertenencias para partir hacia la nación norteamericana. A pesar de las necesidades que están enfrentando, Guevara afirma que seguirán adelante.
Colombia requiere de una estrategia para garantizar el salvoconducto de los más de 1.800 migrantes varados, no obstante, el Decreto 61 del 8 de enero de 2021 del Ministerio de Salud de Panamá dicta que por las fronteras terrestres solo está permitido el traslado de nacionales y extranjeros que se encuentren en su territorio.
La alcaldesa de Necoclí, Grebis Yuliet Beltrán Padilla, aseguró que se realizan conversaciones con las autoridades del municipio de Acandí y demás encargados para solucionar con rapidez la situación de esta población migrante.
Aunque Colombia y Panamá cerraron sus fronteras desde marzo del pasado año debido a la pandemia, el flujo migratorio por la selva del Darién no ha podido frenarse. Otros, como es el caso de cuatro cubanos rescatados el 14 de agosto de 2020, se aventado a cruzar el golfo de Urabá en embarcaciones improvisadas, mientras que algunos confían en los traficantes de personas llamados “coyotes”.
Debido al naufragio ocurrido el pasado 4 de enero, el grupo armado ilegal Autodefensas Gaitanistas de Colombia prohibió, bajo amenaza de muerte, la salida clandestina de coyotes desde Turbo y Necoclí.