El personaje de Loquimbiri Gutiérrez en la telenovela Tan lejos y tan cerca, que transmite ahora la televisión cubana, contiene una interesante historia detrás que fue revelada recientemente.
El actor Denys Ramos es el encargado de dar vida en esta oportunidad a Manolito del Vedado, como se le nombra a la persona real que deambula por la zona del Vedado capitalino.
«Recuerdo hace más de 30 años a Manolito. Desde que empezó a deambular por la zona de 23 y 12 era apenas un adolescente, delgado y rubio, imberbe y sin espejuelos», escribió Ramón Lezcano en el grupo de Facebook Telenovelas en Cuba.
Según cuenta, fue un niño que nació con retraso mental moderado, abandonado por su madre junto a sus hermanos para salir del país rumbo a los Estados Unidos, y aunque en sus inicios siempre anduvo muy bien cuidado gracias a alguien de la familia, ya de mayor se le vio por temporadas algo desaliñado.
«Siempre le acompañó su gusto por la música, por imitar sonidos de diferentes animales, sirenas de carros patrulleros, por simular que hablaba en otros idiomas y cuando cantaba imitaba el sonido de la radio cuando mueves el dial para sintonizar otra emisora. Eso me daba muchísima gracia, por la originalidad e inocencia casi infantil», narra Lezcano.
Su mejor frase –dice– era «¡Manténgase en sintonía con Mazorra!», en referencia al Hospital Psiquiátrico de La Habana.
Agrega que Manolito se hizo de unos audífonos con los que «supuestamente escuchaba música de un pequeño reproductor portátil de casetes y más tarde de discos compactos que irremediablemente terminaba roto en pedazos».
De acuerdo con Ramón Lezcano, las personas solían regalarle gorras, pero él siempre terminaba arrancándole las viseras.
«Es verdad que siempre le vi alegre, comunicativo y respetuoso. Aparentaba disfrutar saber que entretenía a las personas con sus ocurrencias», añade.