Cuestión de tan solo develar el alma

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Cuba
Tomada de azukarillo
Ahí está el viejo Juan: mirada triste al horizonte y ropa despeinada sobre el cuerpo. Entre sus dos manos prevalece aquel artefacto que su hija -desde lejos- le envió como garantía de una comunicación más próxima.

Esta tarde el deseo de sentir a su “pequeña” es realmente fuerte, mas ignora cómo desentrañar el acertijo que encierra tal artilugio. Uno de sus nietos en Cuba ya es experto en desandar teléfonos móviles, pero nunca se detuvo a explicarle a Juan la clave del éxito.

Hoy día dichas tecnologías se  presentan habituales para los cubanos, comunes en la Isla a pesar de haber llegado un tanto tarde a ellas. Sin embargo, es soberbia la forma en que nos “ponen a correr” cuando se ofrecen de sopetón, sin contacto previo.

Cuba
Tomada de todos en fila india

Los llamados nativos digitales cubanos muchas veces agarran la sartén por el cabo. Podría decirse que nacen conociendo el truco del “toquecito certero” en el táctil del dispositivo. Quienes no pertenecen a esa generación suelen sentirse infortunados, mientras desean conquistar la aplicación deseada.

Un sabelotodo digital en el hogar, puede ser la solución a las dificultades que se presentan en este sentido. Y de pronto, allí está mamá utilizando su Nauta o el tío descubriendo la nueva app que le hicieron llegar a través de Zapya.

Pero en ocasiones este experto no comprende que sus semejantes también tienen sed de conocimiento y les cuesta satisfacerla a raíz de no haber nacido en la llamada era digital.

Lo que resulta normal para los más jóvenes, para los avanzados en edad constituye toda una aventura. Es el momento en que “pero si te lo acabo de explicar”, “¿se te hace tan difícil?”, o “se me acaba la paciencia”, emergen sin aliento alguno.

Algunos adultos presumen de cierta experiencia, otros son totalmente parte del impresionante mundo de bytes. ¿Quién no ha pasado un cursito de Operador de Micro? De una u otra forma, una buena parte de ellos se enfrenta a estas tecnologías de la información y las comunicaciones a diario.

No son todos los insensibles, ¿eh? Existen personas lo suficientemente perceptivas que acompañan a quienes emprenden la travesía del aprendizaje. Comparten sus experiencias sin menoscabos y sonríen cuando “el viejo” o “la vieja” -que antes les había enseñado a contemplar la vida, se equivoca.

Y ahí anda el viejo Juan, con brillo en su mirada. Ya puede contarle a su hija cuanto la extraña. El pequeño que siempre le estruja el alma, supo entender su tristeza.

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