Café, dinero, pañales, medicamentos y un sinfín de productos llegan cada día a los aeropuertos cubanos en cientos de equipajes de las conocidas mulas, que trasladan productos, propios o ajenos, para mitigar el desabastecimiento crónico que padece el país.
El panorama, sin embargo, parece complicarse después de que la aduana amenazara con decomisar los equipajes que sean propiedad de agencias de envíos con sede en Estados Unidos.
“Esto no es nuevo. De vez en cuando la Aduana lanza una cruzada contra las mulas y pone las cosas difíciles”, explica el propietario de una de las decenas de agencias de envíos consultadas por 14ymedio tras el anuncio de las autoridades cubanas.
“Hemos visto que los controles se han incrementado. Recientemente tuvimos problemas con una persona que nos llevaba mercancía y se la decomisaron”, agrega, pero cree que todo volverá a la normalidad.
Otro propietario, que prefiere no ser identificado por temor a represalias contra su compañía por parte de las autoridades de la Isla, califica de “absurda” la decisión.
“Es verdad que movemos mucha mercancía, pero el 80% son productos de primera necesidad, cosas que dentro del país no se consiguen: ropa, alimentos, aseo, café. Incluso hasta azúcar hemos llegado a mandar”, explica.
Desde su punto de vista se trata de una estrategia del Estado para que a los cubanos “no les quede más remedio que comprar los productos de mala calidad que venden en las tiendas recaudadoras de divisas”.
Los precios para enviar productos a la Isla utilizando las agencias en Miami suelen estar entre 6 y 10 dólares por libra. Generalmente las agencias pagan el pasaje a un cubano con residencia permanente en su país, lo que le permite pagar los impuestos de aduana en moneda nacional hasta 100 kilos de equipaje. Las agencias permiten que el pasajero lleve 20 libras de productos personales y hay algunas de ellas que pagan entre 100 y 300 dólares a los viajeros.
Este empresario, sin embargo, cree que las autoridades cubanas tienen “parte de razón al apretar la tuerca”.
“Hay personas que se aprovechan de inocentes, que solo buscan quién les pague un pasaje, para meterles droga en los equipajes porque en Cuba hay estratos con alto poder adquisitivo que consumen drogas, en fiestas y discotecas”, dice.
Este es uno de los principales argumentos de la Aduana para perseguir a quienes transportan mercancía a la Isla. Según los oficiales cubanos, solo en el pasado año fueron detectados 94 intentos de entrar estupefacientes a la Isla.
El soborno por entrar más mercancía que la permitida está ampliamente extendido en los aeropuertos cubanos, en especial de parte de las mulas. Las autoridades temen que el incremento de la corrupción de paso a un mayor tráfico de drogas.
El movimiento de mercancías entre el sur de Florida y Cuba está en alza y superó el pasado año los 3.000 millones de dólares, según una investigación de The Havana Consulting Group.
Las leyes cubanas suelen ser muy enrevesadas y se detienen en detalles como cuántos pares de uñas postizas (10), máquinas de afeitar (10), champús (5) y perfumes (10) se puede entrar al país.
José Luis Muñoz Toca, director de Técnicas Aduaneras, dijo a principios de mes que habían sido decomisadas más de tres toneladas de productos varios enviados por compañías desde el extranjero y amenazó con acciones punitivas a conocidas agencias como Va Cuba, Cubamax Travel y Central America Cargo.
Desde el punto de vista del Estado cubano, los envíos que hacen estas agencias utilizando a pasajeros que viajan a la Isla es “ilegal”. Las autoridades exigen que se establezca un contrato con las empresas estatales encargadas de la importación comercial.
Un propietario de una empresa que actualmente tiene negocios en la Isla explicó a este diario que la ineficiencia del Estado en gestionar la distribución de los envíos hace que las compañías prefieran enviar los productos con las mulas.
“CubaPack es la única empresa autorizada por el Gobierno cubano para recibir carga directamente desde Estados Unidos pero el envío a través de su plataforma puede tomar meses y hacer quedar mal parados a los empresarios extranjeros, como ha ocurrido anteriormente”, explica.
Según este empresario, que espera “el fin del embargo estadounidense (y de) la corrupción en ambos lados del Estrecho de la Florida”, mientras Cuba no ofrezca una alternativa confiable y rentable para el envío de mercancía al país, “los cubanos seguirán buscando formas creativas de entrar lo que se necesita”.
Con información de Periódico Cubano