La incongruencia entre el incremento de productos que solo se pueden adquirir en moneda libremente convertible en establecimientos cubanos y la disminución de la población que accede a ellos, es cada vez más visible.
Las Casas de Cambios (CADECA) estatales, únicas entidades autorizadas para este servicio en el país, desde el pasado año no ofrecen el servicio de canje de moneda nacional por extranjera, y esta es la primera de las dificultades que enfrenta la población, en este sentido.
Los trabajadores cubanos cobran sus salarios en pesos cubanos, y cada vez se incrementa más la necesidad de adquirir productos y servicios de los que hoy se ofertan en Cuba, en moneda extranjera. Solo los que viajan al exterior o extranjeros pueden cambiar un máximo de 7.200 pesos cubanos por su equivalente en dólares o euros en las CADECAS de los aeropuertos. No obstante, no existe una garantía de que en dichas entidades exista disponibilidad de estas monedas en todo momento.
Otro de los problemas está dado para aquellos que poseen cuentas bancarias en divisas en los bancos cubanos y no pueden extraer su dinero cuando lo deseen, es decir, deben solicitar con tiempo la extracción y los bancos lo van entregando por partes, de acuerdo a su disponibilidad y es un proceso que puede durar largo tiempo. Luego otra complejidad es que el dinero solo puede ser utilizado a través de tarjetas magnéticas y no es posible extraerlo de las mismas.
Con la puesta en marcha de la Tarea Ordenamiento el escenario se ha complicado, las autoridades han mantenido la tasa de cambio habitual de 24 pesos cubanos por un dólar, pese a no tener reservas de la moneda estadounidense, a lo que se suma el hecho de que la oferta de productos en dólares resulta más amplia que la oferta en pesos. En consecuencia, el valor del peso cubano comenzó a caer en un proceso cuyo fin es impredecible.
Las autoridades accedieron a que aquellos ciudadanos que tenían cuentas bancarias en pesos cubanos convertibles (CUC) pudieran cambiarlas a dólares, sin embargo, el propio Marino Murillo, jefe de las reformas económicas del Partido Comunista de Cuba (PCC), advirtió que dichos depósitos serán congelados hasta que la economía cubana disponga de liquidez. Los montos de esas cuentas serán respaldados «cuando las condiciones de la economía mejoren», algo para lo que el Gobierno no tiene fecha, expresó el dirigente y avisaba también que «no es nada sensato hacer compromisos de tiempo».
Las personas que opten por convertir sus ahorros de CUC a dólares o euros recibirán un «certificado de depósitos», el mismo procedimiento se hará con los profesionales cubanos contratados en el extranjero a través del Estado cubano.
Entonces los cubanos tienen como opciones las remesas y el mercado negro, con el riesgo que este último conlleva, pues quienes acudan a él pueden ser acusados de tráfico ilegal de divisas, un delito que el actual Código Penal sanciona con «privación de libertad de dos a cinco años o multa de trescientas a mil cuotas o ambas”. De acuerdo a la ley, las dos partes que intervienen en la transacción pueden resultar sancionadas, el que vende y el que compra.
A pesar de las trabas que existen hoy para que la llamada “moneda dura” llegue a manos de la población, las remesas constituyen prácticamente la única vía legal que van teniendo por el momento los cubanos.