Los ojos de Cuba sobre los primeros pasos de Biden en la Casa Blanca estarán más abiertos que nunca, luego de las desastrosas relaciones con Donald Trump, que acaba de salir del poder.
Según el periódico Granma, Biden deberá responder en los primeros cien días a la clásica pregunta en relación a América Latina, y «sobre todo con Cuba y Venezuela»: ¿Garrote o zanahoria?
De momento, el diario del Partido Comunista de Cuba avisora que la Doctrina Monroe seguirá marcando las líneas principales de la política imperial hacia el continente.
Aún así, y sin que sirva de edulcorante, el presidente número 46 de Estados Unidos ve como «algo esencial» los vínculos con con la región, esto según un informe que aparece en Latin America Business Stories.
Ya Biden prometió dar vuelta atrás a las sanciones impuestas a Cuba por la administración Trump, y cuando no tenía claro si sería el mandatario de esa nación, aseguró que revertiría las políticas del presidente Donald Trump hacia Cuba y acercaría las relaciones con la isla.
Durante una entrevista con la cadena NBC6, Biden dijo «estoy tratando de dar marcha atrás a las políticas fallidas de Trump que han causado daño en los cubanos y sus familias. No ha hecho nada para promover la democracia y los derechos humanos».
Lo que el gobierno cubano considera inminente es el fin del bloqueo económico, comercial y financiero, avanzar en el camino del fin del bloqueo económico, recrudecido por 240 medidas que asfixiaron la economía del país desde 2017, cuando Trump asumió el poder.
Pero las cosas no marchan bien con Venezuela, principal aliado de Cuba, aunque Biden haya criticado la estrategia seguida por la Casa Blanca hacia ese país, incluso calificándola de un ‘fracaso abyecto’.
Sucede que este martes el nuevo secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, dijo que la administración demócrata seguirá con la presión hacia el gobierno de Nicolás Maduro, la misma linea dura ejercida por Trump en sus cuatro años de mandato.
A juicio del nuevo Secretario de Estado, continúan las sanciones contra los dirigentes, el reconocimiento de Guaidó como presidente interino. Además, considera que Biden no tiene nada qué negociar con el “brutal dictador”, en referencia a Maduro.
Llama la atención que el reconocimiento de Biden a Guaidó como presidente interino de Venezuela entra en contradicción con la postura de la Unión Europea de dejar de considerar al líder opositor como tal.
Mientras tanto, Cuba da un voto de confianza a Biden, a quien ven como portador del legado de Obama, protagonista del histórico deshielo de las relaciones bilaterales entre ambas naciones.