El cubano es dicharachero. No deja de ser ocurrente hasta en las situaciones más difíciles. ¿Saben lo que es carcajearse de sí mismo? Y es que no queda otra opción, hay que reírse de todo, incluso de nuestras penas.
En la Isla, resuenan en cada esquina, calle o parque disímiles historias cortas y sencillas sobre un personaje antológico del humor popular: el pinareño.
Es tradicional que de forma humorística se les tenga a los más occidentales de Cuba como tontos. Por ende, existe una multitud de chistes al respecto. Todos de fuente popular y anónima.
Sin ánimos de ofender a nuestros compatriotas de Pinar del Río, Todo Cuba Online te deja algunos chistes para que rías de lo lindo:
– Pepe, ¿fuiste al médico? Sí, me dijo que me tomara 3 muestras de orina, pero nada más me tomé 2… ¡sabe horrible!
– En un cine en Pinar: Señor, ¡esta es la quinta vez que compra usted el ticket para ver la película! – Es que el cabrón que está en la puerta me lo rompe…
– Una prostituta le dice a Pepe: Mi amor tengo V.I.H. ¡No jodas! Eso no es nada, yo tengo VHS, DVD, MP3…
– En la funeraria, Pepe pregunta: ¿tío, ¿cómo murió Julián? Parece que en una pelea, en el letrero dice «SEPELIO», pero no dice con quién.
– ¿A dónde vas Pepe? Voy a regar el jardín ¡Pero si está lloviendo! No importa, llevo paraguas.
– ¡Don Pepe, deme una caja de cigarrillos! ¡No me grites que no soy sordo! Además, aquí no vendemos calzoncillos.
– Un pinareño encuentra un espejito en la calle, se queda mirándolo y ve lógicamente su reflejo. Pero dice: este tipo yo lo he visto en algún lado, pero no recuerdo dónde. Guarda el espejo en su bolsillo y sigue para su casa. Al entrar a bañarse, su mujer recoge la ropa para lavarla y encuentra el espejito en el pantalón. Se queda mirándolo y dice: ¡mira qué descarado, la foto que tenía escondida! Sabía que me estaba engañando y no me duele tanto, sino la cara de puta que tiene la desgraciada.