Caminando por las calles de mi barrio me doy cuenta de que el 2018 está a punto de llamarnos a la puerta, y es que ya se nota en el ambiente, puedo notar la alegría en la gente, la unión en las familias, y hasta puedo llegara sentir el olor a cerdito asado, ya veo el humo salir por los tejados y las partidas de dominó entre vecinos en cada esquina.
Los corazones para estas fechas laten más de prisa, es mucho el trabajo que tienen, es mucho el amor por repartir, y es que por cosas de la vida nos olvidamos de repartirlo a lo largo del año, pero estas fechas son sagradas.
Un buen cubano para sentirse bien necesita de la familia, cuanta más gente en la casa mejor, no importa si tocamos a menos, pero que vengan todos, escucharás decir, avísale al tío, al primo y a su mujer, también al vecino de la esquina, que lo pase con nosotros, y es que no importa lo que venga después, pero hoy es día de que todos estemos unidos felices y en familia.
A las 12 de la noche le avisamos a la abuela para que nos despoje, y nos limpie la casa de todo lo malo. Alistemos la maleta para darle la vuelta a la cuadra, tenemos que asegurarnos de que se nos abran los caminos y que se nos de ese viaje que tanto anhelamos. Ya tenemos listo el muñeco, lo quemaremos a las 12, todo preparado para la despedida del 2017 y darle la bienvenida al 2018.
Un año nuevo se avecina, tienes una nueva oportunidad para volver a empezar y cumplir tus sueños, lucha por ellos, no los dejes escapar.