El servicio de prensa de la Casa Blanca difundió este miércoles un comunicado donde dio a conocer que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, decidió extender las restricciones comerciales vigentes contra Cuba hasta el 14 de septiembre de 2021. Las que expiraban el domingo próximo.
“El ejercicio de ciertas autoridades bajo la Ley de Comercio con el Enemigo está programado para expirar el 14 de septiembre de 2020. Por la presente, determino que la continuación del ejercicio de esas autoridades con respecto a Cuba durante un año es de interés nacional de Estados Unidos” dice el comunicado.
El bloqueo se sustenta en la Ley de Comercio con el Enemigo de los Estados Unidos, puesta en vigor en 1917, durante la Primera Guerra Mundial. La legislación es tan antigua que cada año hay que prorrogar su vigencia. Además, el mandatario amplió sus poderes para otorgarse libertad de acción en cuanto al cumplimiento de ese embargo y con respecto a la emisión de permisos para transacciones individuales. Trump usa la misma estrategia de sus predecesores desde la administración de Bill Clinton (1992-2000), bajo el argumento de los intereses de “seguridad nacional”.
Aunque la Ley de Comercio con el enemigo es solo una de las partes componentes para mantener el bloqueo económico, comercial y financiero que aplica los Estados Unidos contra Cuba, por lo que su eliminación no implicaría en ningún sentido el fin de la política de distanciamiento con la mayor de las Antillas. Pero si otorga posibilidades que son claves para la capacidad ejecutiva de conducir la política hacia Cuba, ya que el presidente no tiene la capacidad de eliminar por su cuenta el bloqueo, que desde marzo de 1996 está codificado en la Ley Helms-Burton.
Desde la llegada de Trump al poder en 2017, Washington retomó la sistemática presión y sanciones contra Cuba, acabando con el acercamiento que propició su antecesor Barack Obama (2009-2017). Sin embargo, la política del magnate inmobiliario ha recibido la condena de varios países y organizaciones internacionales.
El Gobierno cubano ha denunciado en reiteradas ocasiones “la piratería económica” del imperio estadounidense, que forma parte del “plan genocida” de Washington contra Cuba.