¿Dónde están los especuladores?

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¿Dónde están los especuladores?

El cubano no sé por qué, es especulador por naturaleza. Por muy sencillo que seas siempre hay algo del que te enorgulleces y muestras a todo el mundo. Porque, aunque el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española diga que especulador es usurero, estafador…. para los cubanos especulador: es aquel que le encanta decirle a la gente todo lo bueno que tiene.

Y puede que te encuentres un especulador paseando a un perro husky siberiano a las doce del día en pleno verano. (Si el perro hablara por supuesto que dijera (yo lo único que tengo es ganas de morirme, llévenme pal Ártico)

Al especulador se le identifica fácilmente: te paras en una esquina y cuando veas a uno, con una cobaaaa (otro cubanismo que significa ropa) unas cadenas supuestamente de oro, porque desde que se descubrió el acero quirúrgico, válgame Dios, que hay unos cuantos que si caen un rayo se electrocutan, un cell de último modelo y unas gafas revlan, ¡ataja que ahí va!

Las mujeres por supuesto, que nadie diga que no estamos a favor de la igualdad, también especulan lo que, con sutileza, pero por supuesto más caras: Pelo con queratina, unas acrílicas arreglo Cleopatra, secretarias (a ver en el argot femenino unos zapatos de tacón fino que si se caen es como de un segundo piso) unos jeans a la cadera con blusa escotada de colores fosforescentes que es lo que se usa y para darle un toque de color: la cartera en el antebrazo y el chicle en una muela.

Y aunque todo en exceso es malo, o sino conversen con un cubano que viva fuera del país para que te cuente durante más de 5 horas que el paraíso terrenal es nuestra Isla y especule de sus playas, el café y las mujeres, Paulito FG uno de los salseros más importantes de Cuba escribió un tema que hacer mover los pies de lo lindo y se llama La especulación de la Habana con una letraaa que nada tiene que envidiar a la de los reguetones.

De niña aprendí que quien lleva mucho dentro, necesita poco fuera y mucha tienda poca alma, así que no intente dialogar sobre el barroco americano, la opera Aida o el poema el Golem de Borges (para mayor bagaje cultural remítase al corto de ficción cubano UTOPÍA) con un especulador… usted háblele de carros a él o de celulares, a ella de lo que venden en la Cuevita (centro comercial más famoso en Cuba del Mercado Negro, en donde lo mismo puedes comprar el colmillo de un elefante blanco que un maní).Si no, soporte su verborrea, o admírelos en silencio, como a los maniquíes de las tiendas Caracol.

 

Por: Orietta Domínguez González

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