DRAMA HUMANO POR LAS VÍCTIMAS DE AVIÓN EN CUBA (TESTIMONIOS)

1152
cuba
Foto: Ariel Cecilio Lemus
La Habana, Cuba – Karelis Nogueras Sánchez sale ahogada en llanto de las instalaciones del Instituto de Medicina Legal (IML), donde tuvo que intentar identificar los que se creen eran los restos de su padre Juan Carlos, quien falleció en el accidente de un avión fletado por Cubana de Aviación que se estrelló el viernes al despegar del aeropuerto internacional José Martí de La Habana.

“Sentimos mucho dolor, porque es una pérdida grande. Me siento muy mal y quiero decirle a mi papá que donde quiera que esté siempre lo tendré en mi corazón. Que lo amo mucho y que lo adoro”, dijo Kaleris envuelta en dolor, con un llanto profundo que erizaba la piel y dejaba al descubierto el drama que viven quienes perdieron familiares en el Boeing 737-200 rentado a la aerolínea mexicana Damojh Global Air.

En el avión viajaban 104 pasajeros y seis tripulantes mexicanos con ruta a la provincia de Holguín. Entre ellos estaba Juan Carlos Nogueras, el padre de Karelis, que formaba parte de los 99 pasajeros cubanos que estaban en la aeronave que se estrelló a las 12:08 del mediodía del viernes en un área agrícola aledaña al aeropuerto.

Karelis tuvo que dejar su ADN para poder identificar formalmente los restos de su padre, un proceso de que podría tomar hasta 30 días, dependiendo el caso. Y como ella, familiares consanguíneos de las víctimas pasaban por el doloroso proceso de visitar las instalaciones del IML para recibir la noticia oficial de que su ser querido falleció y someterse al proceso de identificación por ADN, pues los cuerpos quedaron tan dañados que la mayoría no puede ser identificada a simple vista.

“Nunca voy a recuperar el cuerpo de mi hermana, nunca la voy a enterrar como ella se merece”, repetía sollozando un hombre de no más de 30 años que perdió a su hermana en el accidente.

Prefirió no identificarse, pero dijo llorando a El Nuevo Día que no sabía que su hermana iba en ese avión y que se quedó frío cuando lo llamaron para decirle que era una de las víctimas. “Yo no lo creo, no lo creo”, decía mientras miraba llorando una foto de su hermana en su móvil.

A él también le tocó el doloroso proceso de validar los datos dejados por su hermana en el registro de vuelo, así como brindar material genético, una medida que las autoridades cubanas han tomado para avanzar en la identificación de los cuerpos. Otra forma utilizada es detectar los restos de las víctimas a través de las huellas digitales y compararlas contra el carnet de identidad.

La estela de dolor dejada por el accidente es enorme. Muchos de los familiares tuvieron que tomar transporte privado o utilizar los autobuses facilitados por el gobierno cubano para hacer un viaje de 700 kilómetros y más de ocho horas desde Holguín para poder participar del penoso proceso de identificación de restos.

Leonardo Martínez Milanés, un taxista de 40 años, fue uno de los que hizo el viaje desde Holguín para poder recuperar los restos de su madre, Marina Milanés Cartagena, quien falleció en el avión junto a su esposo, quien es padrastro del hombre.

“Esto ha sido muy duro. Yo llevaba un año sin verla y estaba esperándola en el aeropuerto. Ella venía desesperada por ver a mi niño. Primero pensamos que era una broma de alguien, pensamos que era un juego, que no era cierto, pero cuando veo el revolú y voy y pregunto me dicen lo del accidente y lo confirmamos por el televisor”, dijo Martínez Milanés todavía consternado por la noticia y preocupado por su hermana Yordanka, quien está en Estados Unidos y viajaría a Holguín el día 23 de mayo para una reunión familiar.

“Yo quiero decirle a mi hermana Yordanka que no se eche la culpa por lo que le pasó a mi mamá. No es su culpa, esto es el destino. Mi mamá se iba a Holguín a esperarla a ella y vernos a todos, pues hacía un año que no nos veía. Que se tranquilice, que no tiene la culpa, que eso no es así. Mi mamá quería vernos a todos, a mi hermana, mi hermano y yo, vernos a todos juntos”, señaló atormentado el taxista.

El pulular por el IML continuará hasta tanto se identifiquen a todos los pasajeros, se recopile ADN de los familiares, se identifiquen los restos y se entreguen para su disposición. El equipo que trabajó en la identificación del cadáver del guerrillero Ernesto “Che” Guevara en Bolivia forma parte del proceso.

Serán días largos para muchos de ellos, que tendrán que visitar más de una vez las instalaciones del IML. Hasta ahora han sido identificados 15 de los fallecidos en el accidente, informó el primer vicepresidente de Cuba, Salvador Mesa Valdés, quien dijo a la Televisión Cubana que en horas de la madrugada acabó la remoción de restos humanos en la zona del accidente.

“Se necesita un tiempo prudencial, de entre uno y 30 días, para poder identificar los cuerpos. Esperamos poder avanzar porque, como es natural, los familiares se ponen tensos”, expresó el vicepresidente cubano.

Las tres sobrevivientes del siniestro siguen en condición de gravedad y su pronóstico es reservado por la severidad de los traumas, según las autoridades médicas cubanas.

Las mujeres fueron identificadas como Mailén Díaz Almaguer, holguinera, de 19 años de edad; Gretell Landrovell Font, habanera, de 23 años, y Emiley Sánchez de la O, holguinera, de 39 años.

Los familiares de las féminas se mantenían en vilo en el hospital Calixto García, donde son atendidas en la principal sala de trauma del país.

“Identificamos por nombre y apellido que era ella y que está viva. Consideramos que todo ha sido favorable, ella ha ido mejorando y esperamos que los médicos puedan hacer todo lo posible para salvarla, yo sé que ella va a salvarse. Mi hija es una guerrera, es fuerte y ella se va a salvar, porque ella es un ángel y se merece vivir”, expresó la madre de Gretelle, Amparo Font a la Televisión Cubana.

“Mi hija está en una situación extremadamente crítica. Los médicos están haciendo todo lo posible por salvarla y yo espero que se salve. Nos han dado toda la atención, mucha humanidad en el trato hacia nosotros, los familiares. Yo espero que mi hija se salve”, expresó Carlos Díaz, padre de Mailén, quien vino desde Holguín para acompañar a su hija.

Todo el gobierno cubano se ha colocado en función del accidente, incluyendo al presidente cubano Miguel Díaz-Canel, quien visitó personalmente los familiares de las víctimas en el IML y dirige los trabajos del Consejo de Estado para coordinar todo lo relacionado a la desgracia.

La investigación de los hechos sigue a toda máquina. El área del accidente sigue acordonada y expertos en aeronáutica cubanos intentan armar el rompecabezas para explicar qué hizo que el enorme aparato se desplomara y explotara a segundos de intentar despegar.

Una de las cajas negras, piezas críticas para entender qué pasó en el avión al momento del accidente, fue recuperada.

El ministro de Transporte, Adel Yzquierdo Rodríguez, informó del hallazgo y señaló que la segunda caja negra deberá estar en manos de las autoridades esta tarde.

“En este momento la comisión creada para la investigación de las causas del siniestro está trabajando en el lugar del accidente”, sostuvo. “Una de las cajas negras ya está en las manos de los investigadores en buen estado de conservación. La otra debemos tenerla en las próximas horas en manos de la comisión investigadora”, afirmó.

El Consejo de Estado de Cuba decretó un duelo por las víctimas desde las 6:00 a.m. del sábado hasta las 12:00 de la medianoche del domingo. Las banderas ondean a media asta y la música ha sido apagada en todos los establecimientos comerciales como señal de respeto.

Este es el tercer accidente aéreo en Cuba en menos de 10 años. El más reciente ocurrió el 29 abril de 2017, cuando un avión AN-26, perteneciente a las Fuerzas Armadas Revolucionarias, se estrelló en la provincia de Artemisa. Allí fallecieron sus ocho tripulantes.

En noviembre de 2010 cayó un ATR 72-212 de la línea aérea Aerocaribbean S.A. que cubría la ruta Santiago de Cuba-La Habana, lo que causó la muerte a cuarenta cubanos y 28 extranjeros de una decena de nacionalidades.

El peor accidente hasta el momento, teniendo en cuenta el número de víctimas, ocurrió el 3 de septiembre de 1989, cuando un IL-62 con matrícula CU-T1281 que cubría la ruta La Habana-Milán se precipitó a tierra poco después de despegar del aeropuerto internacional José Martí, dejando un saldo de 171 fallecidos (126 pasajeros y tripulantes, más 45 residentes en la zona donde cayó la nave).

Con información de El Nuevo Día

Deja un comentario

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí