La renovación de los visados de turismo otorgados por Estados Unidos a cubanos después del restablecimiento de las relaciones entre los dos países en diciembre del 2014 se ha convertido en una gran preocupación para los familiares que residen en Miami.
Esos visados B-2 válidos por cinco años y que les permitieron a muchos cubanos de la isla visitar a sus familiares en Estados Unidos, están a punto de vencerse.
El proceso de renovación, que siempre puede tener el resultado no deseado para los solicitantes porque queda a discreción de los funcionarios consulares norteamericanos, se complica aún más en el caso de los cubanos. La situación derivada de los supuestos ataques sónicos ocurridos en la Embajada de Estados Unidos en Cuba obliga a quienes quieren renovar el visado a desplazarse a consulados fuera de Cuba para hacer los trámites.
Desde Miami, Zuilem Casas acaba de vivir todo el proceso con su mamá, una editora de libros de 70 años que había venido a visitarla en varias ocasiones gracias al visado de turismo, y que no tenía intención de emigrar.
Casas cuenta que su mamá llamó al número de información de la Embajada de Estados Unidos para renovar su visado, que se vencía en noviembre. Allí le indicaron que comenzara los trámites seis meses antes del vencimiento. Así lo hizo, y después de llenar toda la documentación por internet y pagar los $160 que cuesta renovar la visa, recibió la cita para la entrevista en el Consulado de Estados Unidos en Mérida, México.
“No solo se lo negaron sino que le invalidaron los seis meses de visado que le quedaban”, cuenta frustrada Casas. La razón que le dieron para esa negativa es que ella puede ser una posible inmigrante por los vínculos familiares que tiene en Estados Unidos.
“Mi mamá trató de seguir las instrucciones de la Embajada de renovar seis meses antes del fin de su visa y mira lo que le pasó. Creo que la están castigando por ser decente”, dice Casas, que ya tenía comprado un pasaje para su mamá, y ahora se lamenta de que en la entrevista no le preguntaron los vínculos que ella tiene en la isla, como que es propietaria de una casa y que todavía sigue trabajando.
“Mi madre no quiere vivir en este país ”, afirma Casas, quien es ciudadana estadounidense.
¿Renovar con tiempo o esperar?
Ante un caso como este, la disyuntiva es seguir el consejo de la Embajada de renovar el visado mucho antes de que venza o esperar hasta el final.
Santiago A. Alpízar, abogado de inmigración en Miami, considera que lo más recomendable siempre es renovar los visados con tiempo, pero, considerando que el panorama migratorio en Estados Unidos ha cambiado, y que hay pocas probabilidades de que a los cubanos les renueven esos visados, lo mejor es usarlos «lo más que se lo permitan”.
Por su parte, el abogado Wilfredo Allen, especializado en temas migratorios, recomienda iniciar la renovación al menos 90 días antes de que se venza el visado, especialmente porque ahora los cubanos tienen que viajar a un tercer país.
Reconoce que, por lo general, es muy difícil obtener un visado de turista para Estados Unidos, pero una vez que se otorgan, existe la tendencia a renovarlos.
Por otra parte, recuerda que es importante evitar quedarse en el país más del tiempo indicado en el visado y advierte no cometer el error de trabajar sin permiso.
“Algunos cubanos se han pasado del tiempo permitido o han entrado a Estados Unidos con mucha frecuencia. Hay que tener en cuenta que pueden contarles los días. Eso puede llevar a que les cancelen la visa y a que en un futuro se la nieguen”, alerta.
Allen considera que aquellos cubanos que tienes más familiares en la isla que en Estados Unidos, y que demuestran que tienen propiedades y un trabajo, cuentan con más posibilidades de que les renueven el visado.
Por otra parte, indica que si la persona llega a Estados Unidos con un visado que se va a vencer en 30 días, le pueden negar la entrada en el aeropuerto y devolverlo a Cuba.
La reunificación familiar
Para Alpízar la forma más segura de emigrar es por reunificación familiar. “Como el proceso de renovación no es claro, siempre aconsejo a las personas que quieran traer a sus familiares que lo hagan por reunificación familiar”, dice, indicando que las personas deben hacerse responsables financieramente de sus familiares.
“Estados Unidos se reserva el derecho de dejar entrar a una persona, y si considera que puede convertirse en carga pública, le niega el permiso”, apunta.
Los funcionarios consulares tienen en cuenta que existe el riesgo de que las personas se acojan a la Ley de Ajuste Cubano y que posteriormente soliciten ayuda del gobierno. Sin embargo, quienes vienen por reclamación familiar no pueden acogerse a este tipo de ayudas porque sus familiares, para traerlos, han hecho una declaración de sustento.
Alpizar también señala que por la vía de la reclamación familiar, los beneficiados llegan con el estatus de residentes en Estados Unidos, lo que les permite viajar a cualquier país y permanecer allí hasta seis meses.
El abogado alerta que los cubanos ya no son «privilegiados» en este país, y que, por lo tanto, la limitación del otorgamiento de visados va a aumentar.
“Hay que aprovechar los derechos que se mantienen hasta hoy, el de reclamar a los padres y a los hermanos”, dice, indicando que hay una propuesta de ley para eliminar aquellas categorías migratorias que no incluyan la reclamación de familiares directos, como se consideran a los hijos y parejas casadas.
Por último, Allen señala que si bien desde octubre del año pasado no se ha otorgado ni una de las 20,000 visas que Estados Unidos le daba a Cuba por el programa de reunificación familiar, tampoco las relaciones entre los dos países son tan malas como se cree.
“Cuba todos los días recibe cubanos deportados de Estados Unidos, lo que quiere decir que sí hay negociaciones entre los dos países”, concluye.
Tomado de el Nuevo Herald