Ya es un secreto a voces que extranjeros adinerados pueden venir a Cuba y comprar edificios enteros usando como pantalla a testaferros para gestionar sus negocios en el mercado inmobiliario de la Isla que, con la apertura posibilitada por la Ley de Vivienda aprobada en 2011, permite la compraventa de casas en el país.
Se trata de un mercado incipiente que ha permitido un incremento, al menos en los últimos años, de una economía subterránea, un flujo de dinero que se mueve al margen de la ley.
De ese y otros comentarios relacionados con el mercado inmobiliario en Cuba y las problemáticas sociales que hay en el país relacionadas con la vivienda disertaron los panelistas del más reciente Último Jueves que cada mes convoca la revista Temas.
La convocatoria reunió al analista y experto en mercado inmobiliario Ricardo Núñez, a Erich Trefft, alemán radicado en Cuba desde hace 30 años y con doctorado en Arquitectura por la CUJAE y a Yosvanis Castillo, representante de una agencia inmobiliaria privada, como parte del sector cuentapropista.
Los criterios estuvieron centrados no en debatir en torno a la escasez de viviendas en Cuba, ni en las peripecias para conseguirla en la cotidianeidad del cubano, sino en lo que ha de hacerse aún para lograr una legislación más actual, a tono con los tiempos y las necesidades que corren.
¿Cómo el mercado inmobiliario ha tenido un efecto positivo y negativo en la actual coyuntura sociopolítica? ¿Cuáles los problemas asociados al despegue exitoso de este mercado? ¿Qué alternativas y medidas tomar para contrarrestar sus efectos nocivos, en relación con las desigualdades sociales que cada vez más se agudizan?
Ricardo Núñez insistió en que no todo en la capital tiene el mismo nivel de centralidad, tratándose del tema, y eso incide en la participación exitosa o defectuosa con que los actores gubernamentales enfocan el tema y asumen una gestión que permita contrarrestar la especulación inmobiliaria que afecta hoy día al cubano.
Recordó que hasta 2011 la posibilidad de permutar era el único camino que disponía la sociedad para canalizar sus necesidades sobre la vivienda, y que las restricciones legales generaron un alto nivel de especulación, actividades ilícitas en trueques, contrabandos, etc., que aún hoy día se mantienen latentes con la implementación de la ley que permite el acto de compraventa.
Para Núñez, el mercado inmobiliario en Cuba no puede definirse como tal, sino de cuasi-mercado, una actividad imperfecta que dista mucho de concretarse como tal. También criticó el insuficiente flujo de información necesaria para mejorar la calidad y la viabilidad del proceso.
Trefft, por su parte, disertó en torno a la parálisis de los precios en las ventas de casas en la capital y el país, aunque reconoció que, en verdad, se trata de un mercado y una demanda atomizadas, un proceso muy complejo que no acaba de encontrar legalmente un camino satisfactorio.
Para Castillo, agente inmobiliario, la ley no solo permite vender, sino también invertir en favor del cuentapropismo y sus negocios relacionados, por ejemplo, con los restaurantes de lujo que hoy asoman en la capital.
Enfatizó en el carácter principiante de este mercado, al cual es necesario ajustar las normas que lo regulan. La banca nacional, por ejemplo, es la única mediadora entre el comprador y el vendedor, y no siempre se declaran los verdaderos precios en la transacción porque la actividad de lucro se direcciona por mecanismos que el Estado no puede ni tiene cómo controlar.
Otros de los temas tratados fueron la sobrevaloración de casas en ciudades como Trinidad o Santiago de Cuba, mucho más costosas que en la capital; la ausencia de una ley propiamente inmobiliaria y del suelo; la incapacidad de gestión de los gobiernos municipales o locales en torno al tema.
Una mujer del público aprovechó la ocasión para contar cómo fue desalojada por el Gobierno y reubicada en un local donde hoy sustenta a sus tres hijos en condiciones precarias de vida. La mujer se aferraba con desesperación contenida al escaso tiempo que tenía para hablar, con la ilusión de encontrar allí una respuesta negada desde hace años por quienes en verdad debieron sensibilizarse con su problema. Concluido su turno de palabra hubo un silencio incómodo, silencio sobre una realidad amarga.
El próximo 19 de julio, no precisamente el último jueves del mes, sino el penúltimo, Temas convocará a debatir sobre los avatares de la ciencia en Cuba.
Con información de Temas