PARIR A LOS 40, LA MATERNIDAD TARDÍA EN CUBA

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Primer encuentro. Foto: Ladyrene Pérez/Cubadebate.
Marcel corre por el parque mientras la madre lo sigue a todas partes y, entre carrera y carrera, se sienta en un banco a descansar. Tiene 47 años y un hijo pequeño que todavía no va a la escuela. Es una de las tantas cubanas que prefirió parir pasados los 40 a pesar de los riesgos, los prejuicios sociales y “el cansancio que llega con la edad”, asegura a 14ymedio.

Son mujeres que no ostentan la energía de los veinte años y peinan canas, pero tienen a su favor una mayor madurez, estabilidad familiar y desarrollo profesional. Entre muchas de estas madres tardías algunas llevan décadas buscando un embarazo, otras esperaron por tener mejores condiciones para traer un hijo al mundo y a una parte de ellas la llegada del bebé las sorprendió.

Cuando aterrizan con su embarazo en las consultas de ginecología les llaman “añosas”, les hablan de riesgos y de problemas. Porque junto a los prejuicios sociales que ven la maternidad como algo exclusivo de las mujeres jóvenes, también deben chocar con una sistema de Salud Pública al que le cuesta adaptarse a un fenómeno mundial: el aplazamiento de los embarazos.

La psicóloga e investigadora del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana, Grisell Rodríguez Gómez, ha estudiado esa tendencia en la Isla. “La fecundidad de las mujeres de más de 30 años comenzó a describir un proceso ascendente” explica la especialista, que asegura que en el país actualmente hay “una mayor presencia de madres en estas edades”.

Primer encuentro. Foto: Ladyrene Pérez/Cubadebate.



El sistema de salud cubano considera a cualquier mujer que espera un bebé pasados los 35 años como un paciente “de riesgo”, aunque tampoco está contraindicado concebir un hijo a esas alturas de la vida. “Mi doctora del Médico de la Familia puso el grito en el cielo y me vaticinó un panorama bastante oscuro”, cuenta la madre de Marcel.

“Era la primera embarazada de más de 40 años que ella atendía y estaba muy nerviosa, porque a los médicos les exigen mucho cuando se trata de un bebé que viene en camino”. “Todavía hay una mentalidad muy estrecha sobre la maternidad a esta edad y nos ven como un fenómeno, una anormalidad, madres enfermas”, puntualiza.


La sociedad se ha tenido que ir acostumbrando poco a poco a la presencia de estas mujeres maduras que llevan un cochecito de bebé y no son las abuelas. La crisis económica de los años 90 ha sido uno de los desencadenantes de la postergación de la maternidad, porque muchas mujeres prefirieron esperar tiempos mejores, según varios especialistas consultados por este diario.

Mientras las tasas de fecundidad en Cuba disminuyen en cada grupo de edad, la tendencia a la baja no ocurre entre las féminas que tienen de 35 a 39 y de 40 a 44 años, los cuales han ido aumentando de manera sostenida en las últimas décadas, como lo muestran los datos recogidos por la Oficina Nacional de Estadísticas.

A sus 39 años, Ariadna López se prepara para entrar a sus cuatro décadas de vida con un bebé recién nacido entre los brazos.  Ahora tiene siete meses de gestación y un día se despertó con la sospecha de que su segundo hijo venía en camino diez años después de haber tenido el primero. Había comenzado una nueva relación y su esposo se alegró con el anuncio.

“La doctora de la familia lo primero que hizo fue asustarse”, recuerda López. “Cuando le di la noticia levantó las cejas en plan de preocupación”, especialmente porque ahora las autoridades de Salud Pública en el municipio Habana del Este donde reside, “le caen arriba por tener una embarazada añosa, lo cual es un dolor de cabeza”.

De inmediato López comenzó un estricto plan de vitaminas prenatales y ácido fólico. Si hubiese  sido un embarazo planificado lo mejor es que comenzara con este suministro incluso antes de concebir al bebé para garantizar la correcta formación y funcionamiento del cerebro del feto.

La activista feminista Marta María Ramírez, anunció en fecha reciente su embarazo en las redes sociales. Con 42 años, cada consulta ha sido una batalla para que no la traten “con miedo por los riesgos que implica un embarazo” a su edad. Está harta de escuchar frases como “vamos a ver tu problema” y prefiere no saber el sexo biológico del bebé hasta el alumbramiento, algo difícil de entender y aceptar por el personal médico.

Según un estudio realizado por varios especialistas y publicado en la Revista Cubana de Obstetricia y Ginecología “una mujer con buen estado” de salud y “con una atención prenatal adecuada” tiene muchas probabilidades “de tener un parto feliz y un niño sano” aunque aclaran que el sistema de salud de la Isla debe prepararse para lidiar con la tendencia a embarazarse más tarde.

“Muchos de estos embarazos no son espontáneos sino que ocurren en mamás que han seguido un tratamiento de fertilidad por largos años», explica Kenia Ferrán obstetra cubana que trabajó por años en el sistema de salud pública hasta que en 2017 emigró a Ecuador. Los riesgos de estos embarazos comienzan desde el principio porque hay una elevada tasa de abortos espontáneos entre las mujeres de más de 40 años”.

Si logran superar el primer trimestre de la gestación, “deben enfrentar todavía la alta posibilidad de padecer diabetes gestacional e hipertensión. Ambos problemas afectan no solo la salud de la gestante sino también del bebé”, precisa Ferrán. “Los riesgos genéticos también son elevados, como la presencia de alteraciones cromosómicas al estilo del Síndrome de Down”.

No obstante, Ferrán asegura que ha tratado en su vida profesional “a muchas mujeres que decidieron ser madres después de los 40 y en la mayoría de los casos todo ha salido muy bien. Lo más importante es el seguimiento y sobre todo, en el caso ético, el respeto a la decisión que ha tomado la mujer. Estamos aquí para acompañarla en ese viaje no para criticarla”.

Algunas mujeres de las que atendió en su consulta “esperaron a tener un lugar donde tener un hijo, porque las dificultades habitacionales fuerzan a muchas de ellas a postergar el momento”. La situación económica y “los sueños de emigrar”, también determinan, junto a “el deseo de aprovechar más el empujón profesional de los 20 y 30 años”, precisa.

Beatriz Medina, de 41 años tiene dos hijos de un primer matrimonio y esta semana visitó el Hospital Ginecobstétrico Ramón González Coro, en La Habana, para pedir consejos sobre un nuevo embarazo. “Entre los problemas me dijeron también la posibilidad de que el niño nazca bajo de peso o que el parto se adelante”, aclara y de inmediato asegura no tener miedo:  “Ya he pasado por esto”.

Medina, sin embargo, no se siente tan confiada en lo que vendrá después. “Calculo que a los 60 años estaré cuidando todavía de un jovencito y el abismo generacional será tremendo”. A la madre le preocupa “que no pueda verlo desarrollar su vida profesional, ser adulto, tener sus propios hijos” aunque cree que ella tendrá “más madurez para educarlo y más recursos para mantenerlo”.

Con información de 14 y Medio

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