La ceiba de El Templete, ahora con solo 15 años de vida y cerca de los ocho metros de altura, se alza imponente esperando las habituales tres vueltas en sentido contrario a las manecillas del reloj en la capital habanera.
Dicho árbol tiene un significado que se relaciona con la identidad de Cuba, con el origen y fundación de la ciudad. Los cubanos la acarician una y otra vez como si fuese una deidad.
La ceiba de El Templete ahora proviene de la comunidad de Las Terrazas, en la actual provincia de Artemisa. El Gobierno, con la aprobación de la Oficina del Historiador de La Habana (porque estaba en zona patrimonial), taló el antiguo árbol, supuesto a ser centenario. Según la información oficial «la mató el comején».
Los practicantes de las religiones afrocubanas insisten en que a la ceiba no la atacan las plagas y ni siquiera el rayo. Lo cierto es que se yergue una planta nueva en ese espacio histórico de la geografía cubana.
De diversos lugares de la ciudad y otras provincias, los criollos siguen alimentando una tradición tan antigua como la propia Villa. Algunos le echan monedas, otros dejan a su paso deseos, aspiraciones, pasiones, añoranzas, resguardos y confidencias.
Hay quienes piden por su salud, el matrimonio, un amor no correspondido o el tan esperado viaje al exterior. Hasta la solución de conflictos materiales no queda fuera de los pensamientos que allí regalan los antillanos a su ceiba.
Alrededor de esta ceiba, situada a los pies de El Templete se celebró el primer cabildo de la ciudad. En siglos pasados fue mal vista la veneración al árbol debido a que los cubanos no debían reverenciarlo, pues bajo su sombra se habrían arrodillado personajes de nuestra Historia, sin fe ni sentimientos nobles. Aquí también azotaban a los delincuentes, que incurrían en determinadas penas.
Ha pasado el tiempo desde entonces, sin embargo, la tradición se mantiene viva. Cada 16 de noviembre —fecha en que se fundó San Cristóbal de La Habana— el lugar es visitado por cientos de personas que diseminan sus esperanzas en que las tres vueltas, los deseos y el dinero depositado en sus raíces ayuden con sus anhelos y dificultades.