Recién aconteció Halloween, la contracción de All Hallows’ Eve (Víspera de todos los santos) o también conocido como Noche de Brujas.
Resulta una fiesta moderna principalmente en la Angloesfera, llena de disfraces y colorido, producto del sincretismo originado por la cristianización de las celebraciones del fin de verano de origen celta.
En la Noche de brujas, muchas personas se disfrazan de seres que aluden al miedo, el terror y la hechicería. En Cuba, muchos han asumido estas celebraciones cada 31 de octubre.
Pero, ¿te has preguntado cómo te asustaban cuando pequeño mientras te portabas mal o eras desobediente? No hace falta que sea Halloween para dar una lección. Todo Cuba Online te comparte algunas maneras con las cuales el cubano asusta a los más chicos:
El hombre del saco: Típico cuando no respetamos a los adultos y sus leyes, nos portamos mal, rompemos algún adorno o nos escapamos sin permiso. Nos asustaban con aquel terrible hombre que se llevaba a los niños en su saco si se portaban mal.
El coco: Si no te comías toda la comida y no querías bañarte o dormir temprano, este personaje entraba en el “juego” y hacía que el adulto ganara la partida. Nunca nos dijeron cómo era el coco, quizás cada quien tenga su propia versión de este.
La bruja de la escoba: Aquella anciana delgada con sombrero largo y una verruga en la nariz que sobrevolaba nuestra casa de noche para secuestrarnos cuando desobedecíamos a nuestros padres.
La inyección: Muchas veces escuchábamos que “el doctor te va a inyectar” si no queríamos tomar el medicamento, estábamos en plena rabieta o no deseábamos probar alimento alguno. Tenía un efecto espectacular.
El juego y la tarea: Si eras de los que dejabas los deberes escolares para último, sufrías de esta amenaza que daba mucho susto. Si no terminas la tarea, no saldrás a jugar.
El perro: Tan cariñosas que son las mascotas. Sin embargo, cuando no querías sentarte a la mesa teniendo hambre, alguien te decía que vendría el perro y se comería toda la comida.
El chancletazo: ¿A quién no lo “maduraron” alguna vez? Típico de la madre cubana o de la abuela cuando el niño o la niña de la casa se portaba muy mal. Con una buena tunda, se pasaba la semana “como una velita”.