¿UN CEMENTERIO SOBRE EL ASFALTO?

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En el kilómetro 316 de la Autopista Nacional, en el municipio de Placetas en Villa Clara, hay un bache que clasifica como histórico. Su existencia cubre dos de los tres carriles con que cuenta la vía en este lugar y solo puede ser superado con éxito si se reduce la velocidad a 0 km/h, es decir, si detiene de manera total el vehículo.

Contradictoriamente, para muchos de los conductores que viajan en dirección al oriente del país, el o hueco se ha convertido en una suerte de faro en medio del pavimento que anuncia la llegada a un tramo mucho más peligroso, establecido entre este punto y los límites con la provincia de Sancti Spíritus

La Autopista Nacional fue diseñada hace casi 30 años  un megaproyecto diseñado para atravesar Cuba de Occidente a Oriente, pero quedó interrumpida por las carencias económicas que impuso el periodo especial. En ese momento sus dos sendas –con ocho carriles en las cercanías de la capital y con seis desde el kilómetro 32 hasta los predios de Santa Clara habían avanzado solamente hasta el kilómetro 267,7.

Desde este punto y hasta la localidad de Taguasco, en Sancti Spíritus, solo existen la senda sur y algunas “tramos” de lo que sería la norte, la cual está muy afectada por la falta de mantenimientos profundos, y el sobreuso que implica circular por un solo carril

La intervención de cualquier tramo de esa resulta sumamente costosa. De hecho los trabajos de rehabilitación que se acometen por estos días entre los kilómetros 91 y 166, en Matanzas, han costado más de un  millón de pesos , solamente en concepto de sellado de grietas, bacheo, supresión de ondulaciones y restitución del pavimento dañado

El  paso del huracán Irma le casó al país 13 mil  millones de pesos y diezmó las reservas preservadas para una contingencia como esta. Por tal razón el Gobierno no dispone de toneladas de asfalto y millones de pesos para tapar todos los baches que molestan en la Autopista.

Sin embargo,  ello no  a significa que no se pueda hacer algo para remediar el mal.

Establecer regulaciones excepcionales de velocidad en los puntos más vulnerables, mejorar la señalización, lo mismo la vertical que la horizontal, y sobre todo incrementar la efectividad del patrullaje en territorios específicos, un ejercicio que muchas veces se realiza de manera puramente formal, pudiera contribuir a contrarrestar el desfavorable estado de la vía y a preservar la seguridad de sus usuarios.

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