«No había sistema hasta que se cayó el avión», declaró a DIARIO DE CUBA una empleada del Registro Civil del Cerro, en La Habana, en alusión al almacenamiento digital de los datos registrales. Aunque no hablaba de su centro de trabajo, pues allí los registros se siguen haciendo a mano, como en una parroquia del siglo XIX. Ella se refería al Registro Civil de Plaza de la Revolución.
Una colega suya de ese otro municipio le había dicho que el día del accidente aéreo el sistema digital de esa entidad se había restablecido «como por arte de magia», luego de más de ocho meses sin funcionar.
«Eso fue porque les tocó inscribir a los muertos», comentó.
En el Registro Civil de Plaza de la Revolución, en la calle Calzada entre 8 y 10, una empleada confirmó esas declaraciones. «Ya en agosto de 2017, antes del huracán Irma, el sistema estaba caído. Desde entonces todo el trabajo se tenía que hacer manualmente, pero ahora, cuando se cayó el avión, restablecieron el sistema y trajeron para acá tres impresoras láser y papel, que aquí no había. Aquello fue volando».
El accidente del avión ocurrió el viernes 18 de mayo de 2018. Por aquellos días se realizaba el «Ejercicio Meteoro», de preparación para eventos climáticos adversos. Al día siguiente, sábado 19, los empleados del Registro Civil aprovecharon para limpiar la institución.
«Todo el mundo estaba tirando agua cuando llegaron con el fenómeno de que venían para acá. Imagínate el fanguero que se nos armó, porque entonces eran el viceministro, la ministra, el segundo, el tercero y el cuarto… cuanto funcionario había por ahí, estaba aquí ese día».
En el proceso de inscripción de las defunciones intervinieron Medicina Legal, las oficinas del Carnet de Identidad, el Registro Civil de Plaza y las funerarias.
«Medicina Legal identificaba el cuerpo y ahí mismo hacían el certificado. Carnet de Identidad aportaba los datos y ya venía para acá con la defunción para inscribirla. Hubo casos que se los llevaron de aquí para las provincias, Guantánamo, Holguín, y otros casos eran llevados de aquí para el crematorio. El sistema fue bueno porque les ahorró mucho trabajo a los familiares. En un momento como ese, tener que ponerse en tales trámites habría sido más difícil para los familiares cubanos«.
Terminado el trabajo, las impresoras fueron retiradas de nuevo, pero aquellos días sirvieron para imprimir un volumen grande de documentos pendientes.
«La impresora es lo que más nos golpea aquí a nosotros. Por estos días lograron arreglar una, porque en Nacimientos se quedaron sin ninguna. Hubo que quitarle a Defunción una de ellos para dársela a Nacimientos. Entonces tenían una y una, y las demás no servían. Imagínate la cola con las inscripciones pendientes», afirma la empleada en medio del zumbido reconocible de las impresoras de cinta.
Pero ninguna de las novedades que trajo para el trabajo de los registradores el fatídico accidente del pasado 18 de mayo se compara al restablecimiento del sistema. Llegó, sin embargo, con una mala noticia, la información de toda La Habana se había perdido.
«Desde el año 2007, que creo que fue cuando trajeron las computadoras, todo el trabajo estaba digitalizado. Eso fue un trabajo tremendo que se había hecho, y ahora hay que empezar de cero. Plaza de la Revolución y Playa somos los municipios que más hemos perdido.»
La falla y reposición del sistema digital del registro y la pérdida de los datos almacenados por años traen a los registradores algunas preguntas sin respuestas. ¿Qué problema tuvo el sistema por más de ocho meses que se pudo resolver en unas horas tras el accidente aéreo? ¿Quién responde por los años de trabajo desaparecidos sin dejar rastros?
Las respuestas probablemente nunca lleguen, o se sumen a la benevolencia oficial que declaró que a propósito del accidente aéreo no se buscarían culpables. También podría ser el bloqueo, por aquello de «qué le importa una raya más al tigre».
Con información de DC