Señoras y señores, ¿qué tienen las cubanas que no poseen otras mujeres del mundo? Nos encanta levantarnos y saber que a nuestro lado yace un ejemplar de fémina isleña. Incluso si se está en otro país, tratamos de buscar a la “cubaniche” donde sea.
Dirán que somos un poco exagerados, pero ellas son preciosas en todas sus luces y sombras. Basta con escuchar a esos visitantes foráneos que murmuran entre ellos mientras registran su viaje al Caribe: ¡muchas chicas lindas juntas!
Es verdad. Quizás nos falten varias cosas en nuestra Isla, pero lo que sí sobra es belleza femenina. Este espécimen solo nacido y criado en Cuba, suele ser de las que no se detienen ante nada. Si el hombre decide quedarse en el lugar, la mujer cubana corre contra viento y marea sin decir ni una sola palabra. Esa pasión que las caracteriza las hace únicas.
Ellas ven la luz donde existe oscuridad. Sacan fuerzas de cualquier rincón de su ser sin dar explicaciones, poseen la gracia y el don de ser coquetas, indoblegables, inteligentes, apasionadas, tiernas y dulces.
Están en todos lados, lo mismo son periodistas, doctoras, bailarinas, veterinarias, militares, amas de casa y artistas. No están en “el universo”, pues allí nos encargamos de “llevarlas” los hombres cubanos y regresarlas de nuevo.
Así que, si te interesa seducir a una antillana, debes tener bien claro ciertos tips, algunos ya descritos anteriormente. No pienses que es muy fácil.
A las mujeres cubanas les gusta el negocio a partes iguales. Por ejemplo, les encantan las labores domésticas, pero no se te ocurra incumplir con tu parte del trato. Si ella llega tarde, mejor ten la cena lista y friega la loza después. No quisiéramos estar en tu pellejo si ocurre lo contrario.
En este sentido, son independientes. Sin embargo, un buen regalito el 14 de febrero, durante el cumpleaños o en cualquier ocasión especial no viene nada mal. ¡No puede faltar una flor!
Al comenzar una relación, ve suave con ellas. No las apresures. Prefieren observar si vales la pena. Siempre míralas a los ojos y hazlas sentir reinas. Piropéalas: ¿Qué hace una estrella volando tan bajito?; Niña, lo tuyo no es andar sino acariciar la acera; Me gustaría ser el mar y tú mi roca, para que al subir la marea pueda besar tu boca.
Por lo tanto, persiguen hombres con chispa. Si no sabes bailar, aprende. Necesitas ser carismático, optimista, aventurero y saber cómo hacerlas sonreír.
¡Ah! Lo último y no menos importante: ¡la suegra! Mujer cubana al fin, si no te la ganas, la batalla es doble y compleja. Señoras y señores, las isleñas necesitan un trato especial, como ellas no figuran otras en ningún lugar del orbe.