Aún llaman “Periodo Especial” a la época que comenzó en Cuba a mediados del año 1990, cuando la URSS –principal proveedor y mercado del país caribeño en aquellos tiempos- colapsó y se desintegró.
Los ‘90 fueron años de profunda crisis económica y también la sociedad cambió. Hoy, muchos de esos cambios se sienten sobre todo respecto a las generaciones que nacieron y/o crecieron después de 1990.
Los cubanos, para sobrevivir a tales desafíos, acudieron al ingenio y la perspicacia. No es para menos. Disímiles son las “creaciones” de estos seres humanos, que bien perduran muchas hoy día y que ayudaron a enfrentar las problemáticas que emergían.
Por ejemplo, debido a la falta de desodorante y a que el cubano es higiénico y presume de su buen lucir, hubo que mezclar el bicarbonato y alcohol en aras de lograr una especie de pasta que ayudara contra los “olores”.
La pasta de diente escaseaba también, por lo que a alguien se le ocurrió lavarse la boca con jabón o bien con bicarbonato y sal. Resultaba, así que muchos comenzaron a aplicar el método.
Como siempre ha sido complejo tener un auto en la Isla, los cubanos adaptaron a sus bicicletas pequeños motores que les permitían recorrer distancias de forma más rápida.
Y si de motores estamos hablando, no podemos dejar de mencionar los de la las lavadores rusas con los cuales se confeccionaban ventiladores que nos ayudan a pasar los largos veranos si había corriente.
Con las baterías de autos, los criollos se mantenían frescos cuando se iba la electricidad por 8 y 12 horas diarias, mantenían sanos sus alimentos dentro de refrigeradores y veían algún programa interesante para desconectar de la cruda realidad un poco.
Asimismo, las bandejas escolares de comedor eran útiles para confeccionar antenas para sintonizar la efímera programación cubana. Las latas también eran empleadas para hacer calentadores a pesar del calor insular. Tantos fueron los inventos que varios libros los recogen como protagonistas de pasajes de nuestra historia. En otros materiales recordaremos otros que nos permitían salir adelante frente a los avatares diarios.