La compra – venta de casas en Cuba se ha convertido en un negocio millonario. Una vivienda de dos plantas y seis habitaciones en la zona costera de Santa Fe, al oeste de La Habana, se vende por la friolera de un millón y medio de dólares; mientras que otra, construida en la década de 1950 en el exclusivo barrio de Miramar alcanza los 600 000.
Tan grande es el negocio inmobiliario en la Isla que mueve un valor monetario cercano a la mitad del producto interno bruto del país, según revela un estudio aparecido en la revista miamense CubaGeográfica.
El urbanista y sociólogo Carlos García Pleván, autor del estudio, sostiene que, de forma conservadora, el volumen generado por la venta de casas en Cuba se sitúa en unos 37 mil millones de pesos anuales, una cantidad muy cercana al PIB de la Isla reportado por sus autoridades entre los años 2011 y 2014.
Comprar y vender viviendas fue autorizado por el expresidente Raúl Castro en 2011 y desde entonces el mercado inmobiliario cubano vive un gran boom. Se calcula que el mercado interno de compra venta de inmuebles en Cuba puede haber alcanzado las 100 000 transacciones anuales, aunque desde el año 2015 se haya contraído debido a las restricciones migratorias impuestas por el Gobierno de Estados Unidos.
Sin embargo, en la compra – venta de casas en Cuba existe una clarísima división en dos segmentos de mercado.
En uno se ubican los inmuebles que oscilan entre los 5 000 y los 25 000 dólares, situados, fundamentalmente en barrios periféricos y los que están en lugares céntricos o en las cercanías del mar, los cuales pueden alcanzar valores entres 50 000 y un millón de dólares.
Como en Cuba el salario ronda los 30 dólares mensuales, el segundo segmento de mercado está al alcance casi exclusivamente del capital extranjero.
Los cubanoamericanos en particular han invertido en casas en la mayor de las Antillas, tanto para disfrutarlas como vivienda como para convertirlas en diversos negocios. Como esas transacciones se encuentran prohibidas por el Gobierno de Cuba, los residentes en el exterior utilizan a ciudadanos cubanos como testaferros en el negocio.
Con información de Isla Local