Para nadie es nuevo que todos los pueblos o sociedades cuando entran en dificultades se vuelven más creativos. He aquí la clave del éxito. Como dijera Einstein: la crisis genera progreso.
El caso de Cuba -como el patio- es particular. Pero se torna muy llamativo. Resulta interesante observar como el cubano se reinventa día por día para cubrir sus necesidades más vitales y poder sobrevivir. En la Isla se sabe cuándo se entra en problemas, pero no cuándo se saldrá de ellos.
Es singular la manera en que un cubano hace un barbecue en la Isla, sobre todo celebrando ocasiones especiales como el fin de año. Merecen un gran elogio por eso.
Lo primero es conseguir la carne que debe ser de cerdo y apoyarla con algunos chorizos o perritos calientes comprados en el mercado ilegal de la Isla o en la tienda para quienes pueden.
Aquí entran en escenas las interminables colas cubanas. Si se te ocurre buscar la carne en tiempo de festividades y celebración, mejor hazlo rápido pues todos quieren conseguir.
Como sea que se haya buscado la comida, queda hacerse del carbón y la vieja silla destartalada para en la Mayor de las Antillas llevar a cabo un barbecue “a lo cubano”
Los cubanos siempre andamos celebrando, aunque se nos esté cayendo el techo encima. Lo importante de estos festejos es estar entre familiares y amigos. ¡Qué mejor motivación que el abrazo colectivo, como red de apoyo, de nuestros seres queridos!
Estos tiempos de Navidad y fin de año, estos instantes de diciembre y año viejo, incitan también abrazos, afectos, diálogos, deseos, pasiones…, depende de cada caso, pero más importante resultan el espacio donde las asperezas se liman y dulcemente vamos derritiendo poco a poco el acero del alma.
Así que celébralos con la familia, entre amigos y con un barbecue a lo cubano, donde tus seres queridos, la música, el bienestar y el cerdo asado sean los protagonistas.