Omara Portuondo, la Diva del Buena Vista Social Club, hoy cumple 91 años de edad y sus innumerables seguidores también lo celebran. Risueña, simpática y con una biografía llena de música de la buena, hace que el público la sienta tan diva… tan Omara.
Pese a los años y sus inevitables secuelas, Omara no ha dejado de bailar y de regalarnos su voz y en cada una de sus presentaciones hace que el público disfrute y divierta con sus ocurrencias.
Natural de La Habana, del barrio de Cayo Hueso, sus primeras lecciones informales de canto fueron escuchar y cantar canciones que no solo fueron sus favoritas, también pasaron a formar parte de su repertorio de toda la vida, como “La bayamesa” de Ernesto Grenet y Sindo Garay.
Siempre elegante sobre el escenario, lo hace suyo, ahora acomodada en una butaca, desde donde alza su voz como una verdadera deidad de la música cubana.
Constantes aplausos, tarareos, contención de alientos… Omara de Cuba —como ella prefiere que le llamen y no otros apelativos que sólo se le ajustan como lentejuelas— derrocha espectáculo cada vez que canta Dos gardenias, Quizás, quizás, quizá… y todas aquellas canciones que son acompañadas por el coro multitudinario que asiste a verla en cada concierto.
Ha recorrido casi todo el mundo regalando su arte y ha sido de las pocas mujeres en formar parte de la Orquesta Aragón, la que acompañó en varias de sus giras internacionales. Más allá de sus cualidades sonoras, a la novia del feeling se le distingue por su cubanía, esa misma que ha defendido por más de siete décadas por todos los continentes.
El hecho que catapultaría definitivamente a Omara Portuondo al lugar al que, por derecho propio pertenecía, llegó a mediados de los noventa (1996), de la mano del cine. Después de participar en las sesiones de grabación de Buena Vista Social ClubTM (World Circuit), donde cantó “Veinte años” junto a Compay Segundo, Omara Portuondo emocionó al público y se emocionó en la pantalla al interpretar con Ibrahim Ferrer un tema tan desgarrador como “Silencio”.
Al igual que para el resto de músicos veteranos de aquel proyecto, aquello marcó un nuevo punto de inflexión en sus carreras que habría de llevarlos en los años venideros por todo el mundo y a grabar diferentes trabajos al frente de una banda de ensueño que reunía a grandes de la música cubana como Rubén González, Orlando “Cachaíto” López o Manuel “Guajiro” Mirabal.
Ha sido merecedora del Premio Nacional de Música de Cuba y el Grammy Latino a la Excelencia Musical, como parte de los cientos de distinciones y méritos obtenido en su extensa carrera. Todos, y cada uno de ellos, merecidísimos.
Con un registro vocal que no entiende del arrollador paso del tiempo y que se sabe, siempre, inmortal sobre el escenario y con su característico pañuelo rematado en una gran lazada sobre la cabeza, Omara prefiere la denominen como la mulata, habanera.
Hay una rumbita que dice: “cuando yo llego a la rumba/habanera dicen todos/qué linda viene”. Así quiero que me recuerden.