En Cuba, las frutas son sinónimo de vida y exquisitez. A veces, se vuelve difícil conseguirlas en el mercado, pues son demasiado caras. Sin embargo, forman parte activa de la dieta del cubano.
Cuando niños, muchos subimos con frecuencia a una mata de guayaba o tratamos de tumbar mangos con varas para luego tranquilamente saborearlos.
Ya sea en jugos, batidos, dulces o como sabor natural en paletas, los cubanos les encantan ingerirlas. Pero no son todas. Todo Cuba Online te muestra otras de las frutas que el cubano prefiere:
Mamoncillo: Para comer la fruta directamente, solo se abre la corteza con los dientes por el centro, la mitad superior de la corteza se desecha, luego se desliza el contenido interior apretando con los dedos la mitad inferior de la corteza dentro de la boca, se chupa el jugo de la pulpa hasta que no quede nada de ella, excepto la fibra (cuando existe), luego la semilla «limpia» se desecha.
Chirimoya: Considerada como una de las frutas tropicales más exquisitas que existen, la chirimoya es una fruta con un sabor tan delicado como su aroma, destacando precisamente por su sabor dulce.
Plátano: El fruto es de 7 a 30 cm de largo y hasta 5 de diámetro, que forma un racimo compacto, verde en el ejemplar inmaduro y amarillo intenso, rojo o bandeado verde y blanco al madurar. El banano, el plátano, el bocadillo y el maduro son alimentos con apariencia similar, pero de uso y sabores diferentes.
Piña: La piña es un fruto no climatérico, es decir, que hay que cosecharlo ya maduro, pues una vez cortado, la maduración se detiene por completo y empieza a deteriorarse. El fruto para su consumo puede estar fresco y en conserva. La pulpa es firme pero flexible, las hojas se pueden arrancar de un fuerte tirón y el aroma es más intenso en la parte inferior.