Resulta una de las interrogantes que con frecuencia quienes visitan y viven en Cuba se preguntan. Y es que la Isla cuenta con uno de los parques automovilísticos más antiguos del mundo, digno de admirar.
Los autos que hoy día transitan las calles cubanas son verdaderos museos rodantes. Cualquier visitante foráneo viajaría en el tiempo si montase alguno de ellos.
Muchos de estos artefactos son vehículos americanos de los años 40 o 50. Marcas como Chevrolet, Dodge, Ford, Plymouth, y Packard revisten el paisaje de ciudades y pueblos alrededor del archipiélago.
Para mantenerlos funcionando, los cubanos emplean su ingenio y les adaptan piezas, muchas veces fabricadas por los criollos.
Lo singular es que, sin importar la marca, todos reciben el popular nombre de almendrón. Sin embargo, el origen exacto de este nombre aún constituye un enigma. Algunos señalan que es por la forma de almendra que tienen algunos de estos carros.
Otros aseguran que proviene a raíz de los disímiles cambios, en ocasiones radicales, que sufren las máquinas en relación con sus piezas, asientos y colores.
Esta es la denominación que reciben la mayoría de los taxis que pueblan distintos espacios de la geografía cubana. Los choferes de estos autos se les conoce como “boteros” y pueden ayudarte a descubrir y experimentar la esencia cubana y lo que es parte de nuestra cultura si te animas a montar uno de sus carros.
En un almendrón se puede atravesar cualquier ciudad y bajar con un característico olor a gasolina y humo como ya nadie recuerda en el resto del mundo. Dentro de ellos puedes conocer a diversas personas y sus historias a la vez que para en cualquier esquina donde la hagan seña. Sin dudas una experiencia para vivir y regresar años atrás en el tiempo.