Melissa siguió ganando intensidad en las últimas horas y llega a la región con características excepcionales: sus vientos máximos sostenidos alcanzan los 295 km/h y su presión central se ha desplomado hasta 892 hPa, lo que la sitúa —hasta ahora— como el tercer huracán más intenso registrado en el Atlántico, el mar Caribe y el golfo de México, solo por detrás de Wilma (2005) y Gilbert (1988).
Resumen de la situación
Melissa mantiene una estructura compacta y potente que alimenta vientos extremadamente peligrosos y una presión central anormalmente baja. Estos indicadores son consistentes con huracanes de categoría máxima en la escala Saffir–Simpson y aumentan el riesgo de daños catastróficos en las zonas por donde pase el núcleo del sistema.

Riesgos y efectos esperados
- Vientos destructivos: rachas muy superiores a los 295 km/h en el entorno del ojo, capaces de arrancar techos, volcar estructuras y derribar líneas eléctricas.
- Oleaje y marejada ciclónica: peligro severo en zonas costeras, con inundaciones repentinas y erosión de playas.
- Lluvias extremas: acumulados que pueden provocar inundaciones fluviales y urbanas, así como deslizamientos en terrenos montañosos.
Recomendaciones generales
Ante la cercanía del huracán, se aconseja:
- Seguir instrucciones de las autoridades locales y de protección civil.
- Asegurar objetos sueltos, reforzar techos y ventanas, y disponer de un plan de evacuación si corresponde.
- Preparar suministros básicos (agua, alimentos no perecederos, linterna, radio y medicamentos).
- Evitar desplazamientos innecesarios y mantenerse informado por canales oficiales.


