En la medida que avanza el reordenamiento económico en Cuba, también lo hace el alboroto entre los cubanos, y es que se acerca la aplicación de las nuevas tarifas de electricidad a partir del 1ro.de enero. La provincia de Sancti Spiritus no está exenta y por estos días sus calles se ven más concurridas. Las familias espirituanas salen a buscar suministros de todo tipo para las festividades y para el año venidero, siendo la mayor urgencia el gas licuado.
En estos momentos la mejor alternativa para garantizar las fiestas de fin de año en la isla, son los cilindros de gas licuado, o llamadas balitas, y no los costosos electrodomésticos o la cocina de leña, opción más tradicional pero embarazosa.
El reto mayor está en encontrar la opción buscada pues no es ninguna sorpresa que, apenas entraron unas pocas balitas a los establecimientos de distribución de gas en la propia ciudad de Sancti Spíritus. Colas de, mínimo, cuatro días se ven comúnmente afuera de dichos locales, en la espera de la entrada del producto.
Tras la larga espera de tres días, comentó un consumidor, la policía tuvo que intervenir y desarmar la cola justo cuando se avizoraba un posible altercado, para luego recoger los boletos numerados que identificaban a cada cliente y que serían llamados por orden, lo cual no resultó de la manera que se esperaba.
“La idea era hacer que la gente pudiera volver a su vida normal y nosotros le avisábamos cuando podía venir a comprar el gas”, explica un empleado de un establecimiento distribuidor, pues los mismos trabajadores del local generaron un mecanismo para llamar a los clientes teniendo en cuenta el número de la fila, con el objetivo de prevenir mayores problemas y multitudes.
Sin embargo, las personas continúan trasladándose hacia el local y durmiendo afuera, pues no se confían del correcto seguimiento del orden pautado, por lo que la policía se ha visto involucrada varias veces para corregir estas conductas, pues dicha presencia permanente a las afueras del establecimiento representa un peligro para la salud y es propensa a que se
A partir de enero de 2021, la balita de 10 kg por venta liberada que actualmente cuesta 110 pesos valdrá 213 pesos, y ante la cercanía crece la desesperación de la población.
Francisco Narváez, un vecino del reparto Toyo, admite que “hay cosas que a uno le gusta cocinar con leña, como el lechoncito de fin de año, pero hacer también el arroz y la vianda así es un castigo”, a lo que agrega que el asma de sus dos hijos se dispara al siquiera encender el horno de leña y añade:
“O me paso una semana en la cola para la balita o me da un infarto cuando me llegue la cuenta eléctrica a partir de enero. No hay salvación”.
La realidad es que lo que hasta ahora representaba una buena solución en las cocinas cubanas, como las ollas arroceras y de presión, se vuelve menos factible con cada día que pasa. El aumento de la tarifa eléctrica es algo que muchos no están dispuestos o preparados para asumir.
