martes, abril 30, 2024
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EL PIROPO CUBANO

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Lleno de toda la picardía y arrojo que nos caracteriza, zumba en cualquier esquina o avenida lo mismo como un murmullo que poéticamente declamado, ágil como relámpago, el piropo cubano. Piropo? Me preguntó una vez un visitante foráneo. Que ser eso?, preguntó intrigado. Y por mucho que expliqué no acababa de agarrar la idea.

Caricatura enamorados

El piropo es lo más sencillo del mundo! Es la voz del sentir más sincero saliendo hacia afuera sin timidez alguna. La alabanza a la criollez en toda su desparramada y cubana gama de belleza. No precisa de un nivel cultural determinado ni se necesitan requisitos especiales para pronunciarlos.

Navega desde la frase llana y directa hasta el panegírico más elaborado, incluya o no flores. Por lo general va del hombre a la mujer, pero con el actual desarrolle social y el equiparamiento de roles, puede venir en sentido contrario sin perder su buen «sazón».

Caricatura de piropo

El piropo es un desafío constante a la originalidad, pues implica una emulación con todo lo anteriormente dicho para hacer buena diana. El buen piropeador sueña con un piropo bueno, nuevo, cortés y sobre todo, que toque el corazón de destino, pues esa es su meta. No importa el estilo del piropo, aunque hay piropos transgresores en demasía que lamentablemente rozan con la grosería cuando nunca debieran tomar ese camino.

Pero por suerte son los menos. El piropo es tan cubanísimo que hasta en la música se ha insinuado en sus alegres y pegajosos estribillos. Quien no recuerda aquello de que:» La mujer de Antonio camina así, cuando va al mercado camina así»… O bien «Echale salsita» o aquella vanvanerísima: «Si yo subo la loma voy detrás de ese mulo» o el simpatiquísimo y coqueto Kelvis Ochoa con eso de que: » Sin darme cuenta yo estaba prendido de tu hermosura peligrosa y solidaria… Mami, si tú no quieres…si tú no quieres no te digo nada».

El piropo es todo un culto a lo bello y lo atractivo de la fisonomía humana, pasando por todos los gustos. Va matizado por el carácter vibrante y transparente de los cubanos, que una lanzados nada tienen que perder y si mucho que ganar con un piropo bien dicho.

El piropo vive hoy entre nosotros con los mismos brios de décadas pasadas, donde quizá rodando un carruaje por la arboleda Alameda de Paula, un caballero abrió la portezuela con una sonrisa para cantarle a la belleza de una habanera.

Autor: Fanny Laferté Zarza

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